Los términos orientación al producto y orientación a la producción están íntimamente unidos, pero, por una parte, la orientación al producto debe ver con el producto en sí, al tiempo que la orientación a la producción debe ver con la producción.
Te mostramos sus diferencias:
Orientaciones empresariales: tipos
Más allá de que las orientaciones de las compañías fueron mudando y evolucionando en todo el tiempo, es verdad que debemos tener como referencia las orientaciones mucho más comunes en el momento de diseñar un plan de marketing para una marca. Logramos hallar 4 distintas:
- Orientación a la producción. El término de producción mantiene que los usuarios favorecerán a los artículos que están libres y que son muy accesibles. Por consiguiente, la dirección debería enfocarse en prosperar la eficacia de producción y distribución. Este término forma entre las orientaciones mucho más viejas para los comerciantes. El término de producción todavía es una filosofía útil en varias ocasiones. En otras, las compañías que adoptan esta orientación corren un peligro esencial de enfocarse muy íntimamente a su operación y perder de vista el propósito real: agradar las pretensiones de los clientes del servicio y forjar relaciones con ellas.
- Orientación al producto. En este enfoque, los usuarios favorecerán los artículos que brinden la más calidad, el más destacable ejercicio y las peculiaridades mucho más originales. Bajo este término, la estrategia de marketing se enfoca en efectuar actualizaciones continuas en el producto.
- Orientación a las ventas. Muchas compañías prosiguen el término de ventas en el que los usuarios no adquirirán suficientes modelos de la compañía salvo que esta realice un esfuerzo de ventas y promoción de enorme escala. El término de ventas se ejerce normalmente con los recursos no buscados, esos que los usuarios en la mayoría de los casos no opínan conseguir, así como las pólizas de seguro. Estas industrias han de ser buenas para perseguir a los prospectos y venderles los resultados positivos de su producto. No obstante, tan combativa venta tiene altos peligros. Se nucléa en efectuar transferencias de ventas en lugar de enfocarse en crear relaciones rentables y de largo período con sus clientes del servicio. La misión de manera frecuente es vender lo que la compañía fabrica mucho más que crear lo que quiere el mercado.
- Orientación al marketing. El término de marketing mantiene que lograr las misiones organizacionales es dependiente de saber las pretensiones y deseos de los mercados propósito y que los clientes del servicio consigan una mayor satisfacción con los modelos o servicios de la compañía que con los de la rivalidad. Bajo el término de marketing, el enfoque y el valor del cliente son las sendas que llevan a las ventas y utilidades. En lugar de una filosofía centrada en el producto (llevar a cabo y vender), el término de marketing es una filosofía centrada en el cliente. La labor no es conseguir los clientes del servicio adecuados para su producto, sino más bien conseguir los artículos adecuados para sus clientes del servicio.
¿Por qué razón orientar mi compañía al marketing y la comunicación?
Las pequeñas y medianas empresas que tienen orientación a ventas, producto, rentabilidad o desarrollo en el fondo piensan en una compañía mucho más fuerte en diferentes puntos. Y esta fortaleza debe lograrse por medio de unas tácticas específicas, como la de costos (reducirlos al límite), lanzamiento de nuevos modelos, éxito de la máxima calidad o la innovación. Alguno de estas acciones estratégicas puede lograr mucho más ventas, desarrollo o rentabilidad…si están bien ejecutadas.
Pero centrar de forma exclusiva en uno de estos objetivos toda la maquinaria empresarial es un peligro altísimo. ¿Qué modelos van a ser los que van a tener éxito? ¿Cuánto es requisito achicar los costos -y qué género de ellos- para hallar una rentabilidad perfecta? ¿Interpretará el mercado como innovación lo que la compañía tiene entre manos? Como veis, el nivel de indecisión es máximo en el momento en que dejamos fuera de la ecuación la faceta marketiniana.