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Matanza, ven y mira.

Como en la parábola india sobre tres ciegos que no llegan a comprender qué es un elefante ya que uno ha tocado su colmillo, otro la trompa y otro una pata, disponemos al nuestro inmensidad de películas que han abordado un aspecto u otro de la Segunda Guerra Mundial, pero sin una visión general. Tal es así que si unimos la línea de puntos entre cien ellas, ordenando en el tiempo y el sitio los hechos que detallan, quizás lograremos una entendimiento global del acontecimiento mucho más catastrófico y definitivo que ha afrontado la raza humana. O sea lo que intentaremos ahora, eligiendo las que sean mejores, mucho más leales a la verdad —o menos, y por qué razón— o sencillamente contengan algún aspecto de interés. Es buena forma de explotar la aptitud excepcional que tiene el cine de expandir nuestra entendimiento de la verdad, nuestro círculo ética. Personas cuya suerte nos era indiferente pasan a ser personajes principales frente nuestros ojos y, por consiguiente, su desgracia ya no es un frío apunte estadístico. Ahora sí que nos importan, una vez les hemos puesto cara y voz, y aquellas situaciones por las que pasaron tenemos la posibilidad de revivirlas… o cuando menos tener una intuición aproximada.

Fuentes

Hables Brown MacDonald, Battle of the Huertgen Forest | Gerald Astor, The Bloody Forest. Battle for the Hurtgen: September 1944-January 1945 | Lt. Paul Boesch, Road to Huertgen. Monte en Hell | Edward G.

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Miller, A dark and bloody ground. The Hürtgen Forest and the Roer River Dams, 1944-1945 | Wikipedia

Misógino y obsesivo

Para saber si Montgomery padecía el síndrome de Asperger, Fitzgerald examina su carácter desde la niñez. Y semeja que los datos le acreditan. En sus expresiones, Monty fue definido como una cuarta parte hijo antojadizo, sensible y también intelectualmente inmaduro muy travieso por naturaleza y también individualista por carácter. No solo eso, sino próximamente se transformó en la oveja negra de la familia. En verdad, su madre acostumbraba a reiterar como una letanía constantemente exactamente la misma oración en el momento en que su hijo se iba: «Salid, descubra qué hace, y dígale que pare». Al fin y al cabo, era un buscador de inconvenientes.

A lo largo de su etapa escolar, sus instructores y compañeros coincidieron en estas consideraciones. Según recopila el informe Did field marshal Bernard Montgomery have asperger’s síndrome?, el pequeño Monty era autosuficiente, intolerante a la autoridad y solo se esmeraba en aquellas materias que le interesaban seriamente. Más allá de su juventud, próximamente quedó claro que el control era clave para él y que era «increíblemente egocéntrico» y excéntrico. Además de esto, entonces ahora comenzaba a sentirse incómodo con la compañía de otros y se mostraba tímido y guardado frente la existencia de sus compañeros.

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