barrera es la más nociva para el marketing viral

Ernesto Durán es un artista plástico nativo de 1979 en Guanajuato, Gto. Como es común en las situaciones es que se crea un modo de vida relacionado con la expresión artística, comenzó a manifestar su imaginación de manera pulsional y espontánea desde la niñez. No obstante, reconoce alguna predominación de su abuelo, que esculpía en migajón, modelaba yeso y plastilina y pintaba aficionadamente para gozar personal y familiar. A los catorce años, esta necesidad de hacer ahora era mucho más definida, llevándole a manejar y presenciar con grafito y marcadores de agua y aceite. A los diecisiete años conoce a Salvador Ramírez, primo político de su mejor amigo de entonces. Salvador es «un artista en bárbaro pero excelente», «un ser carbónico» que dibuja en carboncillo desde la marginalidad y alguna deficiencia corporal. Y sucede que a veces (y estas son expresiones del artista) “la patología charla a través nuestro”: la patología es asimismo un principio de evolución. Durán tuvo, sin saberlo, su primer profesor.

Más allá de que su capacitación fué primordialmente autodidacta, reconoce la relevancia de la guía de determinados expertos de quienes ha podido estudiar directa y también de forma indirecta métodos y técnicas. Reconoce a Ricardo Motilla, escultor y arquitecto, como uno, de quien asimiló esenciales entendimientos siendo su ayudante hacia media década de los noventa. Inquiedad por los misterios de las artes plásticas, por un “ansia de certidumbres”, entra en la Escuela de Artes Plásticas de la Facultad de Guanajuato hacia finales del pasado siglo. Pero halla en estos años la enseñanza deficiente. No obstante, recuerda haber aprendido allí por lo menos algo esencial, de una profesora llamada Edna (no recuerda su apellido): a sentir el color en la pintura, “el padecimiento de la luz en los cuerpos”.

Estudiosos andaluces se dan cuenta que las proteínas auxiliares provocan la contestación inmune desmandada en el 20% de casos

Un aparato de investigación de la Facultad de Córdoba (UCO) y del -CoV-2, responsable del Covid-19, desempeñan un papel muy importante en la inflamación extendida y desmandada que se desata en el organismo de los pacientes mucho más graves damnificados por esta patología. Un año tras el comienzo de la presente crisis sanitaria y merced a los expepcionales sacrificios de los científicos de todo el planeta por desentrañar las incógnitas mucho más importantes sobre este virus, se ha adelantado bastante en su conocimiento. Pero todavía quedan muchas cuestiones sin contestar similares con su patogénesis, o sea, con su evolución y con todos y cada uno de los causantes comprometidos en el Covid-19.

Que el accesorio fuera tan esencial tan solo se sospechaba por la similitud de este SARS-CoV-2 con otros coronavirus ahora determinados, pero hasta la actualidad no se había probado. Este hallazgo deja ofrecer un paso definitivo, en tanto que, una vez se logró entablar esta relación directa, va a ser viable denegar estas proteínas auxiliares y eludir los procesos inflamatorios graves por medio de tratamientos veloces y eficaces. La Consejería de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades apoya este emprendimiento de investigación por medio de su convocatoria de ayudas de I+D+i dotada con tres millones de euros y apuntada a promover adelantos científicos contra la pandemia impulsados ​​por centros y entidades públicas de investigación.

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